sábado, 21 de junio de 2008

Los trepas

Estás tranquilamente en tu trabajo, a lo tuyo, sin meterte con nadie, y de repente, notas como una presencia acaba con el oxígeno de la sala y unos ojos apuntan a tu nuca.
Sabes en ese preciso instante, que de todos los compañeros con los que trabajas, te ha escogido a ti: ha llegado el trepa!!!
Todo el mundo habla de ellos, incluso ellos mismos hablan de ellos porque a veces no son conscientes de que lo son. Cuando alguien habla de un trepa, las reacciones de los oyentes suelen ser una mezcla entre asco, pena y temor. Son reacciones que no muchos seres provocan.
Casi todos hemos sufrido alguna vez a un trepa, y si lo pensáis, es lógico pues es un comportamiento que abunda. Un trepa es una persona que de antemano está convencida de que no es capaz de alcanzar unas metas profesionales por sí mismo. ¿Qué hace? Lo mismo que los parásitos, es la ley de la supervivencia. La única pequeña diferencia, es que un parásito no tiene inteligencia, y, "supuestamente" un trepa sí. Esto convierte al trepa en un ser vago y perezoso que no hace uso de su inteligencia para sobrevivir, sino que se agarra a la de otro. Y es vago porque emplea su supuesta inteligencia en todo tipo de artimañas en vez de demostrar que él vale.

Yo he sufrido a algún trepa. Y es una experiencia francamente agotadora. El trepa te obliga a tener 20 ojos. El trepa te obliga a asegurarte de tener todas las pruebas de cada movimiento que ejecutas. Uno empieza hablando las cosas de viva voz con el trepa, y acaba guardando cada e-mail que envía o recibe del trepa. Alguien que sufre a un trepa no duerme tranquilo porque piensa: ¿qué me espera mañana?
Te sientes en una competición constante en la que tienes que resaltar todo lo que has demostrado hasta ahora, porque el trepa se limita a ensalzar una cosita que hace e incluso publicarlo en los periódicos. El trepa recicla las ideas que tú propusiste hace tiempo y las hace propias. El trepa te quita la energía y te hace sentir que debes guardar cada una de tus ideas en una caja fuerte haciéndote pensar en algún momento que quizá te estás volviendo un poco paranoico, pero es que tú sabes que el trepa no va a descansar hasta cumplir su objetivo.
Llega un momento en que no puedes confiar en nadie, porque el trepa tiene la habilidad de sonreir a toda la gente haciéndoles creer que es un ser amigable, bueno e inteligente. Así que cuando decides confiarle a alguien tu percepción de que ese de ahí, el simpático, es un trepa, esa persona cree que exageras.
Lo bueno es que al final, muchas veces más tarde, eso sí, de lo deseado, la gente acaba siendo consciente de la pericia del trepa y se le acaba viendo el plumero, pero a ti te deja marcado de por vida, porque la confianza en los compañeros, que al fin y al cabo sólo son eso, compañeros, es muy dificil de recuperar.

En mi caso, frente a lo que suele ser al revés, mi trepa estaba jerárquicamente por encima de mí, lo cual en cierto modo es halagador, pero te asegura que nunca subirás un peldaño más porque el trepa no te dejará.

Esto, señores míos me deja dos conclusiones ciértamente escalofriantes: los trepas son más inteligentes que las víctimas que reciben su ataque. La segunda y peor que la anterior, es que si resultas víctima de un trepa, es que nadie antes ha sabido valorar tanto tu trabajo como él. Da que pensar...

domingo, 1 de junio de 2008

Originalidad: cero. Crispación del target: diez

Hace poco reparé en que los spots están de capa caída. La publicidad en televisión se está volviendo lineal, y creo que cuando los publicitarios estudiaron al padre de la publicidad, se tomaron al pie de la letra su teoría de que si una fórmula funciona, hay que seguir usándola hasta que deje de funcionar.
Lo que no deben recordar de las enseñanzas de Ogilvy es esa otra frase: "si no vende, no es creativo".

En serio, pensad durante un segundo en al menos 5 anuncios de este año que os hayan parecido buenos. Ahora intentadlo con anuncios del año pasado, del anterior, del otro...

Se ha caído en una monotonía en la que las marcas usan fórmulas tan parecidas que hemos llegado a un punto en el que se confunden unas con otras. ¡Qué gran error!

Pero mi blog no va de publicad, y yo en parte ya no me dedico a esto. Así que no voy a hablar directamente de creatividad publicitaria, voy a hablar de algo que se ha visto salpicado en parte por esa ausencia de creatividad. Voy a hablar de los estúpidos personajes publicitarios que han de vendernos sus productos.

Se ha ido formando poco a poco toda una tipología de personajes en los anuncios de tv.
Unos que detesto personalmente son a los que bauticé como "generación dippas". Sí, todo empezó con un anuncio de Doritos que sacaba el rollo de "dippear" con sus nuevos aperitivos. El anuncio estaba protagonizado por unos amigos que se reunían en casa de uno, y hacían el ganso en plan "qué guays somos, dippeamos". Desde entonces, Gallina Blanca, Knorr, President y varias marcas más, no han dejado de sacar como protagonistas a estos grupos de personas que se supone representan a la actual generación de jóvenes que empiezan a independizarse: que dios nos pille confesados.

Las navidades nos traen a otro grupo de personajes, los que protagonizan anuncios de colonias y perfumes. Son personajes que sólo hablan inglés o francés. Y es que si tú vendes un perfume, pobre de ti como lo hagas en español. Ya puede estar fabricado en Albacete, que si quieres que tenga glamour debes decir algo así como: "o de gochas", "diqueyenguay", "pugr hom". Y por supuesto, acompañar el nombre de la marca o creador de una ubicación: "Carolina Herrera, New York", "Chanel, Paguí".
Y representando a estas marcas, pronunciando alguna que otra palabra con la profundidad de un charco, y por supuesto en una de esas dos lenguas, se encuentran esos guapísimos modelos de cara enfadada que más bien parece que al echarse el perfume se cabrean con la humanidad y realizan actos extraños. No sé por qué viendo estos anuncios se prohíben los de drogas.

Por último, y para no desatar vuestra ira como se desata la mía cada vez que recuerdo los anuncios, destaquemos a las jóvenes mujeres con la menstruación que parecen haberse vuelto locas: Se discriminan las unas a las otras por no usar tampones, se pasan horas debatiendo si ese día usarán bragas o tanga (porque tienen un salva-slip que les sirve para ambas cosas y claro, la situación es chunga) o la noticia de última hora, se revuelcan por el campo eufóricas por ser mujer formando una compresa enorme.

En fin, crear personajes estúpidos parece la última moda en la publicidad. Desgraciadamente es un recurso que se contagia. Formemos personajes estúpidos que podamos usar en otros estúpidos anuncios.
Originalidad: cero. Crispación del target: diez. Por favor, que nadie me diga que venden porque eso significaría que hay gente en este mundo que se identifica con esos personajes.

Lo primero sobre publicidad que me enseñaron en la carrera fue la famosa frase "renovarse o morir". Allá va mi pregunta: señores publicitarios, ¿fui la única que asistió a clase ese día?