- Que no corra el aire. Cuando estás hablando con una persona y ves como acabas la conversación a 3 km del punto en que la empezaste. Eso es consecuencia de pequeños pasos que das hacia atrás, lentamente, para intentar apartarte de la persona que te habla, pues se acerca tanto para decirte las cosas que te quita el oxígeno vital. Por favor, los coches necesitan una distancia mínima de seguridad, ¡los seres humanos también!
- En medio como el jueves. Vas por la calle y de repente, en cuestión de segundos sientes que te ha tocado uno de ellos. Una de esas personas que se te cruza, hace "eses" en mitad del camino de modo que nunca te permite ir por donde tú quieres. También te los encuentras en los pasillos del supermercado y nunca son conscientes de que te impiden el paso. Están en su mundo y se les olvida que lo comparten con 6.500 millones de habitantes más.
- La falta de higiene. Ni que decir tiene que esto no debería ni mencionarse aquí, pero es que sufrimos una invasión de gente que no hace uso del agua y el jabón. Hay gente que huele mal, pero no de forma casual. Todos los humanos pueden tener un mal día, no, es que es algo que casi forma parte de su personalidad, es como un rasgo más: yo soy simpáctico, tolerante, huelo mal y soy muy creativo.
- El descontrol sobre los complementos. Cuando una persona lleva una maleta, una mochila, un paraguas, una bolsa de la compra o hasta un libro, en raras ocasiones lleva un control absoluto sobre el objeto. Te dan con la bolsa en las rodillas, te hincan el libro en las costillas, te ponen la zancadilla con la maleta... Y por si dicho ataque con arma blanca no fuera suficiente, ni siquiera levantan la cabeza para pedirte disculpas, ¡apártate tú de su camino!.
- El empanamiento televisivo. Sólo resulta útil la televisión para que los niños dejen de fastidiar. Pero lo más frustrante que hay es hablar a alguien y que ese alguien quede abducido por el televisor. Ya sea por un anuncio de Dodotis o por la final de la Champions. Sus ojos son como dos espirales que giran en dirección a la tele. Sólo resultarás visible si te interpones entre los dos.
- La obsesión multimedia. Con una cámara de fotos o con una de vídeo, hay gente que se empeña en tener recuerdos multimedia de todo y de todos. Pero lo peor es que basta que digas que no te gustan las fotos para que alguien se empeñe en perseguirte por todos lados para inmortalizarte. ¿Cuál será la satisfacción? Y aún más absurdo, si hay gente a quien le gustan las fotos, ¿por qué no les persigues a ellos? En cuestión de fotos y vídeos no hay un vive y deja vivir, sólo un fastidia y déjate fastidiar.
domingo, 27 de abril de 2008
Matices que nos hacen más detestables (2ª parte)
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