viernes, 18 de enero de 2008

Por mi puerta pasarás...

¿A nadie le ha dicho esto alguien antes? Un padre, una abuela, ... yo la he oído miles de veces desde que era pequeña, no sé, es algo habitual que me suelen decir.
No me quiero casar, no quiero tener hijos, no quiero estudiar esa carrera, no quiero trabajar en esto, etc. Sí, siempre he sido un poco rebelde, diría mi familia, contestataria para ser exactos, esa es la palabra con la que siempre me definía mi hermana. Diferentes opiniones, es lo que yo siempre he contestado, porque creo que esa es la realidad.

"Por mi puerta pasarás", como se usaba antaño, significaba que cuando eres un adolescente, acelerado, sin paciencia y que te quieres comer el mundo, a veces eres atrevido en tus opiniones o tu manera de actuar, y estás tan convencido de ello que no crees que nadie tenga razón más que tú. Entonces, alguien con la sabiduría y experiencia, sin duda superiores a la tuya aunque sólo sea por edad, te suelta esa frase que no viene significando otra cosa que: tranquilo, aún eres joven, ya verás como acabas pensando como yo, es cosa de edad, cambiarás.
Yo he cambiado en algunas cosas y opiniones desde que me decían eso (a dios doy gracias), pero en la mayoría, en las opiniones que realmente deciden tu caracter y lo que va a ser tu futuro, en esas no he cambiado. Hasta el punto en que mi familia ya no habla de mi como la contestataria. En las conversaciones familiares cuando oigo ahora hablar de mi, escucho frases como "no sé a quién ha salido", "tiene las ideas distintas a toda la familia".

Bien, después de esta pequeña autobiografía (justificada en este monólogo, no desesperéis) quiero decir que la expresión "por mi puerta pasarás", no está muerta, está vivita y coleando. Ahora se usa mucho, pero ahora ha cambiado su significado totalmente. Sobre todo porque ahora ya no te lo dice sólo un miembro de tu familia que se supone te aprecia o quiere y realmente sólo te está dando un consejo, ahora se usa de otra manera.

Veamos un par (para no aburrir al personal) de ejemplos significativos:

La parejita dentro de tu grupo de amigos que se casa. Yo soy realmente sincera con mis amigos, y cuando alguno me comunica esta desagradable noticia, mi frase suele ser: mi más sentido pésame a los dos. Detesto el matrimonio, qué se le va a hacer. Entonces, estas encantadoras parejas aplican el "por mi puerta pasarás", y te dicen cosas tipo "ya, yo también solía pensar así, pero ya verás como acabas haciéndolo". No, a ver, centrémonos, si tú no querías y lo has hecho el problema lo tienes tú, no intentes buscar consuelo haciendo desgraciados a otros. Yo soy consecuente.

El personaje (familiar o no, amigo o no, conocido o no) que te dice: ya verás cuando tengas hijos. Ya veré no. No voy a verlo. Entonces te aplican otro "por mi puerta pasarás", pero esta vez del tipo: sí, eso piensas ahora, pero acabarás queriendo tener un hijo. Señoooor!!! Pero es que nadie me escucha!!! Que no quiero tener hijos!!! Sé que el hecho de tenerlos a ti te acabará fastidiando parte de tus actividades de soltera y mujer sin responsabilidades filiales, pero ¡¡¡¿por qué te empeñas en que me fastidie a mí?!!!

La conclusión de estos dos ejemplos es que a mi me da igual que tú te cases o no, que tú tengas hijos o no, que decidas trabajar ahí o no, ser del PSOE o no. Qué yo no piense como tú no significa que no me parezca bien que hagas lo que tú quieras, ¡es tu vida!, y mi admiración la vas a tener en el momento en que le eches valentía para vivirla como tú quieres. Pero parece que si tú no piensas como ellos, entonces es que aún no has pasado por esa puerta.

Hoy en día, "por mi puerta pasarás" también significa: no te escucho, no sabes lo que dices, eso crees ahora. Por eso yo empezaba hablando de mí y diciendo que la gente que me conoce de verdad y me quiere (o deberían) antes me decía "por mi puerta pasarás" y ahora sabe que esa frase ya no es necesario decirla, he pasado por su puerta y sigo siendo la misma.

No sé si cambiaré de opinión respecto a algo de lo que pienso ahora, puede ser, no lo descarto. En cualquier caso, eso es algo que decido yo, no los demás. Pero señores, vivamos y dejemos vivir, y especialmente no empleemos el "por mi puerta pasarás", porque suele venir de gente frustrada, que no siempre ha tomado decisiones por sí misma en la vida, que le gustaría poder ser otra persona, y sobre todo no haber pasado en su momento por esa "temida" puerta. Gente que se queda satisfecha sólo cuando ve que los demás han llegado al lugar donde ellos se encuentran, para poder disfrutar de ese momento, y ver que los demás no deben ser más felices que ellos.
O lo que es lo mismo, para estas personas, "por mi puerta pasarás" significa: si yo me he jodido, tú también te joderás.

5 comentarios:

Vacadechernobil dijo...

Brillante!

Me parto. Me parto porque me veo reflejado en las cosas que comentas en tu post. Yo también he tenido que soportar comentarios de ese tipo procedentes de familiares, amigos e incluso extraños con una irritante tendencia a inmiscuirse en asuntos ajenos.
En cualquier caso, Poison, no te crispes. Cuando a mí me pasa algo de eso, suelo responder "bueno, ya lo veremos". Y es que el tipo de persona que te dice estas cosas no suele ser el paradigma de la empatía o el diálogo, por lo que he decidido intentar descartar de mi vida las discusiones estériles. Que digan lo que quieran. Seguramente tú pienses diferente y no puedas reprimir iniciar una discusión. No te preocupes, supongo que eres muy joven. Por mi puerta pasarás ;-P

Yo Detesto dijo...

Querido vacadechernobil, sin duda la resignación también es una forma de vida, pero no entra en mis planes, y mucho menos en mi blog.
No obstante gracias por el consejo.

Anónimo dijo...

No siempre se puede saber a las puertas de quienes estamos llamando, por eso tampoco se podrá asegurar que por su puerta no pasaremos.

Anónimo dijo...

Perdona Poison, me olvidé decirte que me ha encantado tu reflexión. sin duda es muy brillante y apunta a una gran periodista.

Anónimo dijo...

Me gusta esa expresión. Normalmente lo dicen personas de mayor experiencia a los que no la tienen tanto y debe servir para reflexionar, no para enfadarse. La vida da para mucho y acabamos haciendo cosas que no sospechábamos. Puede que no vayas a tener niños, pero puedes querer a algún ser vivo como si fueran tus hijos. Por su puerta pasarías, pues.