domingo, 13 de enero de 2008

Matices que nos hacen más detestables

  • El tintineo de una cuchara en el cristal. Ese "tin, tin" constante cuando alguien está terminándose un yogur y parece que intenta horadar el cristal. ¡No hay más yogur, deja la cuchara de una maldita vez! También sucede cuando están mezclando el azúcar con el café. Remueve, remueve, tin, tin, remueve, remueve, ... basta!, ¡el azúcar se mezcló hace 10 minutos!
  • Dos personas se ponen a hablar a tu lado cuando intentas concentrarte en el trabajo y no les importa lo más mínimo que tú estés ahí, en tu sitio, intentando trabajar. Además la conversación se hace de las más eternas del mundo, y tampoco saben bajar el tono. ¿No tienes una sala de reuniones?, ¿no te puedes ir a tomar café?, ¿no puedes ser más educado con los que te rodean?
  • La ausencia de silencio. Hay gente que no puede soportar el silencio. A veces el silencio es bueno. No siempre hay que decir algo, especialmente porque a menudo es hablar por hablar, y muchas veces es más placentero compartir un silencio que decir banalidades.
  • Los tonos de los móviles. Yo siempre me preguntaba, ¿de que vivirán estas empresas de tono, politono, sonido real en tu movil?, la respuesta es clara. Ya me lo decían a mí en la carrera: hay que crear la necesidad en el cliente. Y vaya si estas empresas la han creado: la b.s.o. de una película, el jingle de un anuncio, la sintonía de una serie, sonidos irreconocibles varios, alguien que grita: "Maríaaaaa coge el teléfonoooo". Aguantas todo ese tipo de sonidos crispantes para que encima siempre haya alguien que diga: "ay, como mola, es la del anuncio" o "¿me la pasas? me la quería descargar" (a partir de ese momento sabes que también tendrás que oirla en estereo).
  • La ceniza que se va a caer. Alguien está fumando, y habla, habla y habla sin reparar en que casi todo su cigarro es ceniza. El que lo ha vivido sabe lo nervioso que te puede poner, no es necesario que yo lo explique.
  • Que te den cuando te hablan. Hay gente que no puede evitar el contacto físico cuando te habla. Sabéis de que hablo, todos lo hemos sufrido alguna vez. Si estás sentado te da en la pierna, si estás de pie en el hombro, pero el caso es que en cada cosa que te va contando, te da otra vez, como para llamar tu atención, ¡por dios!, pero si le estás mirando y escuchando, a ver, individuo: evita todo contacto físico, sólo háblame!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Poison, reconozco que he pecado. Puedo tirarme cinco minutos de reloj removiendo el café y destrozando tímpanos y nervios ajenos. Estoy intentando rehabilitarme, por lo que pido clemencia.
Estoy de acuerdo con el resto de matices que mencionas, son realmente crispantes.
Como siempre, me he reído mucho con tu post.