domingo, 3 de febrero de 2008

Los seres de las profundidades

Cada mañana y cada tarde tengo que hacerme casi hora y media de metro para acudir a mi trabajo.Cada día pierdo casi 3 horas de mi vida en un medio de transporte que detesto. El tramo que además debo hacer yo es especialmente lento, se para constantemente y es una lotería adivinar a que hora vas a llegar a tu trabajo.
Por supuesto, desarrollas tu imaginación hasta límites insospechados para tratar de entretenerte durante ese suplicio diario, y tu bolso acaba pareciendo el de Mary Poppins cuando lo llenas cada mañana: un libro, un periódico, una PSP, un Ipod, una BlackBerry...

Y por si esto fuera poco, te toca disfrutar de la siempre agradable compañía de la fauna del metro.
¡Pasen, pasen y contemplen los seres que tienen cabida en las profundidades del metro!:

  • ¡Tenemos a la "mujer estatua"! Es capaz de quedarse anclada en un sitio aunque la atraviese un huracán. Suele ponerse cerca de la puerta y no te deja salir ni entrar. Se mantiene firme y resistente a los empujones y codazos, ella nunca se mueve, y su rostro se muestra impertérrito a las caras de odio ajenas.
  • ¡Con ustedes el "mirón" ! No confundamos con el mirón tipo voyeur. Ajeno al hecho de respetar la intimidad y mostrar buena educación, el mirón es capaz de no quitar la vista de encima de aquello que tú estés leyendo. Ya sea un periódico o una revista, el "mirón" te acompaña siempre en la lectura.
  • ¡No dejen de observar a la "mujer esquimal"! Con más capas que una cebolla, la mujer esquimal se mantiene abrigada durante todo el trayecto. Aunque sea un trayecto de una hora y aunque en el metro haya una temperatura de casi 30º , sin contar que apenas puedes respirar con la gente que te aplasta, la mujer esquimal mantiene el tipo con su chaqueta, su abrigo y su bufanda aunque llegue sudando a su destino y a ti te den mareos de verla.
  • Y, cómo no, ¡también tenemos a los hombres "el desodorante es un derroche"! Este es el grupo más fuerte y numeroso del metro. Sólo los valientes, sólo los muy hombres resisten su compañía. A las 8 de la mañana ya despliegan su encanto y te seducen con su poderoso hedor. ¡Qué haríamos sin ellos!
  • ¡Contemplen a la mujer lirón! La mujer lirón, haciendo honor a su nombre quiere dormir tanto y apurar tanto sus horas de sueño en la cama, que decide continuar en el metro sus tareas matutinas. Así, si tiene paciencia y la observa, es posible que descubra a la mujer lirón haciéndose la raya del ojo en el metro, peinándose, e incluso depilándose las cejas. Todo un espectáculo estético sin moverse de su asiento.
  • Para acabar, ¡no se vayan sin contemplar a los "monos musicales"! Una raza de jóvenes primates que se sientan en el suelo, se cuelgan de las barras cual chimpancé en celo cortejando a su hembra primate. Dicha hembra es un derroche de elegancia que se deja atraer por la bisutería barata, cuanto más grande y dorada mejor, para ponérsela encima mientras es cortejada. A su vez, los monos musicales, mientras hacen sus monerías con el moviliario del vagón, disfrutan de sonidos indescifrables con su teléfono móvil. Disfrutan ellos y permiten que todos los que estamos a su alrededor también disfrutemos de esas siempre agradables melodías.

Estos son sólo algunos ejemplos, pero el submundo del metro es habitado por muchos seres que a veces te hacen el trayecto imposible (los monos musicales son buen ejemplo de ello), y otras te despiertan una sonrisa.

Anteayer estaba yo a lo mío, leyendo, con mi música puesta, cuando oí unos gritos que no cesaban. Me quité los auriculares, levante la cabeza, y sorprendida descubrí a una mujer sentada delante de mi que me gritaba: "tú por qué me miras, te he dicho que no me mires!. Y es que, señores, una de las cosas buenas del metro es que te encuentres con la fauna que te encuentres, veas lo que veas y te digan lo que te digan, puedes agachar de nuevo tu cabeza y seguir a lo tuyo, no son fauna peligrosa, sólo detestable.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno lo de los monos musicales. Se te ha olvidado mencionar su curiosa configuración capilar, que les hace ser conocidos también como "sienes rapadas". Leer el periódico de otro pasajero, no quitarse la mochila o apalancarse junto a la puerta son actitudes más o menos comprensibles. En cambio, poner la maldita música en el teléfono móvil equivale a gritar por todo el vagón: "soy un capullo incapaz de respetar a los demás y además me gusta".

Yo Detesto dijo...

Si, además tengo entendido que los monos musicales hacen uso de otros habitats aparte de el metro. Desgraciadamente les tenemos que sufrir en muchos lugares.

Anónimo dijo...

A mí las mujeres lirón me fascinan. Las he visto maquillarse tan felices sentadas en el vagón, ajenas al asalto de grosera realidad que es el metro. Es casi búdico: ellas creen que están en su casa y en su casa se encuentran.

¡Y cuídate de los monos musicales y sus melodías de muerte! Son como el flautista de Hamelin, aunque los que frecuentan mi línea tienen más pinta de ser de Bucarest: si te absorben en su mundo... puedes convertirte en uno de ellos.

Vaya Voragine dijo...

Sin palabras !! No puedes tener mas razón, Yo por eso me saque el carnet de conducir, solo por no ir en metro no por otra razón, de todas maneras te falto mencionar que en verano ponen la calefacción y en invierno el aire acondicionado.

AMmmm para concluir , dicen que el 80% de los vagones del metro tienen aire acondicionado, que mala pata siempre me toca ir en los del 20% restante ... En fin !!