domingo, 9 de marzo de 2008

Los nucas

Hay gente que por motivos inexplicables puede provocarte distintas sensaciones aunque no los conozcas personalmente.
Estoy hablando de actores, cantantes, escritores, presentadores de televisión y demás personajes públicos.
Obviamente, no sabemos cómo son en la vida real. Pueden ser personas muy inteligentes, realmente simpáticas, agradables, buenas, pero nuestro único contacto con ellos es la televisión, el cine, periódicos y otros medios en que se muestran.
Esas personas te pueden provocar odio sólo por verles su cara. ¿Por qué? no sé, inexplicable. Pero sed francos, ¿cuántas veces no habéis cambiado de canal y al ver por ejemplo a un presentador habéis dicho: "esta es subnormal", o "no puedo con este tío".
Puede haber mil motivos que se mezclan: su cara, su tono de voz, su sonrisa, las tonterías que dice, o que se suela hacer el gracioso y no tenga gracia. Pero el caso es que aunque no hayas hablado con esa persona en tu vida, te provoca un odio visceral.
Os pongo unos ejemplos: Carmen Alcaide, Javier Bardem o Leonor Watling. Son personajes que, no me preguntéis por qué, pero es sólo verles la cara y me asalta mi instinto más asesino.

Por el contrario hay gente que, por la razón que sea, sólo escucharle o verle te hace gracia o te cae bien, y a lo mejor en su vida real es un ser absolutamente detestable, pero a ti te parece majo. De este caso os pondría algún ejemplo pero, sinceramente, no se me ocurre ninguno ahora mismo, tengo entendido que haberlos haylos, pero es como Bin Laden, todo el mundo dice que existe, pero nadie lo ha visto.

Y luego tenemos el último caso, la sensación intermedia, mis favoritos: "los nucas".
Los nucas son esos personajes que te caen mal, que te parecen tontos, pero que no superan esa barrera. Es decir, es ese tipo que cuando le ves piensas: "es que es tonto". No te provoca odio, no llega a tanto, y nunca podría caerte bien porque es un "nucas". Pero es un tipo de personas que si te los encontraras por la calle, te encantaría darles una colleja, de ahí lo de "nucas".
Hay "nucas" por todas partes, si miráis a vuestro alrededor, encontraréis un montón de seres que te llenan de esa sensación. Pero centrándonos en personajes de televisión, yo reconozco que hay varios "nucas" latentes. En mi caso, algunos de mis "nucas" favoritos son Manel Fuentes, David Bustamante, Rocío Madrid o Miguel Angel Muñoz (Mam para los amigos, os juro que he tenido que buscar su nombre en San Google que todo lo sabe).

Un "nucas" en televisión te hace ver las grandes injusticias del mundo. Piensas: "cómo este ser ha llegado a presentar un programa de televisión, pero si es que es tonto". Un "nucas" es un tipo que debió tener una infancia llena de collejas por ser el tonto de la clase. Un "nucas" es la persona que estando en un bar, con tu grupo de amigos, hablando todos, contando anécdotas y riéndonos, cuando cuenta su gracia o anécdota se hace un silencio que deseas sea interrumpido porque piensas: este es tonto.
¿A que empezais a visualizar varios nucas en vuestra cabeza?

Pues bien, este post era puramente informativo, de ahí su brevedad. Entendido el concepto, señores, hagan borrón y cuenta nueva, empiecen a llamar a las cosas por su nombre, cuando alguien les caiga mal pero no les provoque odio, cuando alguien les haga pensar "qué tío más tonto", y sientan que una colleja les satisfaría, sabrán que han conocido a un "nucas".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No nos llamemos a engaño. Ocurren pocas cosas realmente interesantes en nuestras vidas. Sé de mujeres sin aliciente que podrían recordar perfectamente a sus maridos con la mente en blanco. "Es atento y complaciente, limpio y organizado, un buen padre, fiel, responsable y podría reparar el televisor poniéndole el bombo de la lavadora", pero la falta algo, una pizca de riesgo, la excitante incertidumbre de esos otros hombres que echan raíces en sus maletas y en cuyas vidas raras veces se repiten el horario, el aliento y las ciudades. Dice S. que la vida sexual de muchas mujeres casadas es tan fría y rutinaria que podrían ir al ginecólogo a que con el engrudo de la ecografía les sellase la garantía de la nevera. Jamás lo confesarían en público, pero muchas de ellas darían medias vida por encontrarse en otra ciudad y a otras horas con uno de esos tipos aleatorios y casuales cuya áspera calidez es como haber encontrado una palmera en el Ártico. Algunas de mis mejores amigas llevan una vida confortable en un hogar sólido en el que la sirvienta fumiga por higiene los documentales de "La 2". Pero yo sé que se aburren. Hay un punto de seguridad en el que los seres humanos añoran la novedad de la incertidumbre, la inexactitud de los pobres, que son libres de verdad y sólo ponen el reloj en hora para saber cuánto tiempo tardan en resucitarle los pies. Ellas aspiraron de jóvenes a una vida confortable pero con misterios y se fiaron de aquel muchacho que la víspera de la boda parecía audaz y levemente irresponsable, alguien que podría asegurarles un hogar en el que los abrazos sustituyesen al aire acondicionado. Luego se encontraron con la cruda realidad. Y la cruda realidad es un salón de cuarenta metros cuadrados en el que con la calefacción a los muebles les salen dátiles. Naturalmente, el muchacho que parecía audaz, se convirtió con el tiempo en un hombre lento y miedoso que le tiene una póliza de seguro al reloj de pared y considera promiscuo entrar en el cine con la luz apagada o tener un accidente múltiple en la autopista. "Mi marido es un hombre cordial, generoso y casero, cielo, un hombre metódico y previsor que no leería "Guerra y paz" sin santiguarse cada cinco páginas ...también es pulcro, ¿sabes?, pulcro como ni te imaginas que pueda ser un hombre ...", de modo que mi amiga P, está casada con un tipo reacio a meterse en el mar sin haberle hecho al agua un análisis de orina. "¿Sabes, nena?, creo que estás casada con un hombre que te ofrece seguridad, cierto, y un futuro confortable en una casa grande y bien decorada, también es verdad, pero juraría que te horroriza la sensación de no haber hecho alguna vez lo que hacen de vez en cuando esas otras mujeres que conservan en la cartera la fotografía de aquel tipo del que sólo se sabía que echaba el futuro a cara o cruz en las encrucijadas de las carreteras y por las noches y sin que se sepa cómo, ¡Dios Santo!, por las noches convertía en dinero su conversación y aquella mirada penetrante y confusa en la que siempre era temprano y nada parecía irremediablemente perdido". Esas queridas amigas mías llevan una vida cómoda y sin sobresaltos al lado de sus maridos pulcros a los que les sienta como una vacuna el medicinal mohín de su sonrisa, pero yo sé que de madrugada descubren que no son felices. Y que cuando suena a las cinco de la mañana "Moon river" en la mujeriega voz de Sinatra, les invade la decepción del presente y la nostalgia de la juventud, cuando eran más pobres y más libres, poison, e imaginaban que era para ellas para quien miraba aquel fulano sin fe y sin rumbo entre cuyos brazos, ¿verdad, amiga mía?, entre cuyos brazos incluso la muerte te habría parecido vida social. Mi querida P. está casada con un tipo que sólo recuerda haber vomitado agua. Y no es feliz. Mi amiga P. sería feliz si hubiese dado una vez en su vida con uno de esos tipos que aprovecharían el ojal de un balazo para que no falte una orquídea en su funeral...

Yo Detesto dijo...

Amigo puntocanalla, incondicional de mi blog. Vamos a hacer una aclaración para no caer en el error de hablar de otras cosas.
Este es un blog en el que se critica a la humanidad en general y en particular, de forma irónica o quizá un poco cínica.
Te agradezco mucho el interés por mi vida sentimental, pero no voy a abrir un debate sobre esto, no es Gran Hermano ni yo una concursante.
No seamos detestables en el mismo sitio donde se critica a los detestables.
Gracias caballero.