sábado, 17 de mayo de 2008

Estética antiestética

Evolucionamos día a día (o eso deberíamos pensar) para conseguir que las cosas sean más cómodas y sencillas, vamos, facilitarnos un poco la vida tipo slógan de Bosch. Sin embargo, por algún motivo más allá de mi entendimiento, la ropa se vuelve más incómoda así como la gente más idiota. Porque además ambas cosas van unidas y me temo que son inseparables. La inevitable estupidez de la gente provoca la inevitable creación de ropa estúpida.

Empecemos pues con algún ejemplito para hacer más gráfico este argumento.

El caso de la ropa menguante. ¿Os habéis fijado en esas chicas que llevan una minifalda realmente mini? Caballeros, borren pensamientos sucios de su cabeza o al menos retrásenlos hasta finalizar esta lectura, no pretendo iniciar un relato erótico, les aseguro que la posible sensualidad de la falda desaparece cuando observas a estas chicas tirar de esa minifalda hacia abajo a cada paso que dan. Es como si intentasen aumentar la longitud de la falda a base de tirar de ella. ¿Mi conclusión es la misma que la vuestra? Coño, ¿para que te compras esa falda tan corta si en el fondo quieres que sea más larga? Comprátela larga, ve cómoda, y ahórranos el bochornoso espectáculo de tu timidez.
Pero ojo, también hay camisetas menguantes que provocan la misma reacción. Aunque sin duda, mi anorexia textil favorita es la invertida, es decir, en vez de estirar hacia abajo, estirar hacia arriba. Es el caso de los pantalones con cintura baja. Unos pantalones que por lo menos benefician en algo a los seres humanos, pues hacen que las criaturas que los visten desarrollen reflejos y coordinación. Seguro que todos habéis visto alguna vez mientras subiais las escaleras del metro a esas chicas que van literalmente agarradas a la cintura de su pantalón como si se les fuera la vida en ello, porque a cada escalón que suben se les va bajando dejando al descubierto lo que vulgarmente es conocido como "hucha". Claro , cuando se sientan les pasa lo mismo, y cuando se junta con la camiseta menguante, disfrutas de un espectáculo en el que la mano es más rápida que el ojo: tiran de la camiseta hacia abajo mientras andan, a la vez que se agarran al pantalón mientras suben y se sientan tirando raudas de la camiseta oootra vez, y haciendo un escorzo para tirar de la parte de atrás de sus pantalones: agotador. ¿Quieres lucir cintura y ombligo?, pues hazlo con dignidad y ahórranos el patético espectáculo de tu cobardía.

Hay gente que no sabe dónde poner el tope en el ceñimiento de los pantalones. En el caso de las mujeres, es como una forma de gritar a toda la ciudad: eyyy, ¿no me veis? ¡Tengo culo! ¡Miradmee! Vale vale, te hemos visto, a ti y a tu culo, pero como te intentes sentar me temo que dejaremos de verte porque ¡nos dejarás tuertos de un botonazo! La idea para una chica de lucir cuerpo es la de, o bien parecer una salchicha, porque al apretarse tanto los vaqueros cada 3 cm a lo largo de su pierna descubrimos un pliegue que provoca ese efecto visual salchicha, o bien la de adelgazar, es decir: ¿para que te vas a comprar una prenda que se adapte a tu cuerpo pudiendo adaptarte tú a la prenda? Mucho más inteligente y sano. Tranquilos, no es en este momento en el que voy a empezar a hablar de la anorexia y de la distorsión que tienen estas personas de sí mismas a lo reportaje de Mercedes Milá. Estoy hablando de ropa y de lo estúpido que fue el tipo que inventó el tallaje. Si hubiera sabido que en el siglo XXI chicos y chicas iban a moldear su cuerpo para adaptarse a la talla más pequeña, no sé hubiera molestado en seguir uniendo trozos de tela para llegar hasta la 52. ¿Quieres resultar atractiva? Ahórranos el desfile somalí y come.

Por otro lado, ahora contamos con una generación que ha marcado un nuevo estilo, con mis mayores disculpas hacia la RAE por la posible distorsión del significado de la palabra estilo. Estoy hablando de las "chonis", y es que "Yo soy la Juani" ha hecho mucho daño en este país. Ha inculcado la falsa idea de que cualquier chica/mujer puede llevar falda y tacones.
No señor. Se puede caminar con tacones y se puede trotar con ellos cual caballo percherón. Debería estar prohibido por ley que una chica usara zapatos de tacón sin haber pasado antes una prueba como la de el permiso de conducir. Y no quiero oír nada tipo: qué tontería, cada uno
anda como quiere, es que yo soy así, pues a íi me gusta ... Porque el calzado de tacón no sé inventó por comodidad, necesidad o practicidad. El calzado de tacón se inventó por estética. Por eso mismo cuando ves a una chica subida en unos tacones de aguja negros andando por la ciudad como una mula, la estampa es tan bonita, sexy y atractiva como imaginarte a Mariano Rajoy en ropa interior, con todos mis respetos hacia su señora que sin duda discrepará conmigo ...

Esa misma idea se transmite a otras prendas que deberías tachar de tu lista si no sabes llevar o adviertes de antemano que van a ser incómodas. Es el ejemplo de los renombrados escotes "palabra de honor". Joder, un maldito escote al que le han destinado tres palabras para denominarlo, sólo por eso debería imponer un uso protocolario, pero no, este escote de nombre tan honorable provoca reacciones muy poco elegantes en las mujeres que osan lucirlos. Para haceros una idea de la forma en la que las mujeres destrozan estéticamente este tipo de escotes, os recomiendo recordéis el espectáculo de vulgaridad y poca elegancia que dio nuestra exquisita actriz internacional Penélope Cruz durante la gala de los Oscar. Sí, aquella ceremonia en la que ella, con ese delicado tono de voz a lo "abueeeelo suelta las cabras", gritó el nombre del galardonado Pedro Almodóvar a la vez que se subía con tanta fuerza el escote que casi se lo puso de bufanda.
Luego llegan con esa dignidad que les caracteriza a la famosa alfombra roja diciendo con orgullo que sus vestidos son de Calvin Klein, Yves Saint Laurent, Donatella Versace..., pues os digo una cosa, para hacer uso de un vestido tan cool como si de una manta zamorana se tratase, es mejor que te lo diseñe tu tía la del pueblo, sí sí, la que te enseñó a decir lo de "abueeeelo suelta las cabras".

¿No os quitais la imagen de Rajoy de la cabeza, eh?

Volviendo al párrafo con el que iniciaba esta crítica hacia la ropa femenina (tranquilos caballeros, algún día os dedicaré algunas palabras, que también hay miga) lo cierto es que la ropa poco práctica, resulta que le gusta a la gente, y mi duda es: vale, la ropa que se diseña como un producto poco práctico es porque se supone que es estético. El problema es que la mayor parte de la gente que hace uso de esa ropa estética la convierte en un producto antiestético. Señoras y señoritas, si quieren llevar una prenda estética de forma antiestética, más les valdría ponerse un burka de forma estética y ahorrarnos el deplorable espectáculo que dan de un "quiero y no puedo" o un "puedo pero no sé".

¿Seguís pensando en Rajoy? Pues eso ya deberíais mirároslo. Por salud, más que nada...

1 comentario:

Vacadechernobil dijo...

Brrrrr, no puedo alejar de mi enferma mente la imagen de Rajoy en paños menores.
En cuanto al asunto que centra tu post, es cierto que en muchas ocasiones la ropa consigue hacer a la humanidad aún más detestable de lo habitual.
Además de las ya mencionadas chonis, macarras, palurdas, etc., hay una variedad de humano detestable que me gustaría señalar: aquel incapaz de ponerse algo encima que no sea de marca. Y además alardear de ello. Y además, vanagloriarse de la pasta que le ha costado un polo de mierda al que unos pobres operarios laosianos han cosido un cocodrilo que ha tomado anabolizantes.
Sé que soy un negado para la moda. Sin embargo, esta es una de mis pocas discapacidades que no me disgusta. Es más, estoy orgulloso de ello. Estoy orgulloso de no ver qué tiene de estiloso un jersey azul con una bandera de Estados Unidos gigante en el pecho, unos pendientes con el símbolo de Channel (o Chanel, o como se escriba) más grandes que la dignidad de su portadora o unas zapatillas de lona que te venden a 60 euros cuando hace 20 años mi madre me las compraba por 1.000 pelas.
En fin detestable, muy detestable, todo este asunto de trapejos y complementos, especialmente cuando se mezclan con especímenes abominables de por sí.
Ardo en deseos de leer tu entrada sobre la "estética antiestética" de los hombres, que hay si que hay tela que cortar (valga la rejonjoncia).